Cuando escucho la
expresión “mal de amores”, no puedo evitar que deje de sonar en mi cabeza la
canción de Son de amores de Andy & Lucas. En concreto esta parte:
La puedes
escuchar, ¿verdad?
Para mí, el mal de
amores está en el nivel aficionado de los corazones rotos. Relaciono el mal de amores
con pequeños desengaños y frustraciones de la vida. La amiga que lo era todo
durante una época de tu vida y después dejó de serlo por diferencias que creías
insalvables, el amigo con derecho a roce que tuvo que salir de tu vida porque
no era momento de dejarlo crecer, la persona que miraba hacia otro lado por
mucho que tú luchases por la relación…. Son situaciones que la vida te pone
delante para ponerte a prueba, para hacerte saltar, replantearte tus
concepciones sobre la vida y las relaciones. Y duelen, sí. Hay que vivirlas.
Pero… ¿qué pasa
con el desamor?, ¿es lo mismo desamor y mal de amores? Para mí, el desamor está
en el nivel top de los corazones rotos. Y aunque podemos llegar a él por
diferentes caminos (el de la amistad, el de la pareja, el laboral, el
paternofilial…), cuando llega, te arrasa. El desamor te deja sin fuerzas. Te
arrolla como un vendaval que se empeña en dejarte sin raíces. Aniquila no solo
tu concepción anterior, sino tu creencia en tu valía, tu confianza en tus
propias fuerzas para salir del hoyo. Ese es el momento en el que toca rendirse
y confiar en la vida. Confiar en que todo está bien así, aunque no seas capaz
de verlo. Total, no tienes mucho mas que perder. Cuando el desamor te alcanza y
te arrolla, déjalo estar. No es el momento de mover ficha. Observa, siente y
déjalo fluir. Si confías en la vida, poco a poco irás saliendo del estatismo.
Cree en ti y en tu capacidad de resurgir como el ave fénix. Y cuando te hayas
reconstruido, cuando te abraces y valores por lo que eres y no por lo que
sucede fuera de ti en las relaciones con los demás, empieza a moverte en la
dirección que te marque el corazón. Verás que tu latir te lleva, que se puede
salir, que después de la tormenta llega la calma y que la vida tiene planes
maravillosos con los que no contabas para ti. Nuevos planes, nuevas personas,
nuevos regalos por los que poder agradecer esa tormenta que no entendías, ese
vendaval arrollador que te dejó sin fuerzas para hacerte escuchar a la vida. Para
hacerte escuchar a esa parte de la vida que no manejas. A la que te lleva al
crecimiento interior más allá de tus intentos por caminar en la dirección
contraria. Confía. Abrazarás tu desamor y habrá merecido la pena.
Leti Moregal.
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