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Mal de amores y desamor - Leti Moregal

 


       Cuando escucho la expresión “mal de amores”, no puedo evitar que deje de sonar en mi cabeza la canción de Son de amores de Andy & Lucas. En concreto esta parte:

Son de amores
Amores que matan
Amores que ríen
Amores que lloran
Amores que amargan

 

Son de amores
Amores que engañan
Amores que agobian
Amores que juegan
Amores que faltan


La puedes escuchar, ¿verdad?

Para mí, el mal de amores está en el nivel aficionado de los corazones rotos. Relaciono el mal de amores con pequeños desengaños y frustraciones de la vida. La amiga que lo era todo durante una época de tu vida y después dejó de serlo por diferencias que creías insalvables, el amigo con derecho a roce que tuvo que salir de tu vida porque no era momento de dejarlo crecer, la persona que miraba hacia otro lado por mucho que tú luchases por la relación…. Son situaciones que la vida te pone delante para ponerte a prueba, para hacerte saltar, replantearte tus concepciones sobre la vida y las relaciones. Y duelen, sí. Hay que vivirlas.

Pero… ¿qué pasa con el desamor?, ¿es lo mismo desamor y mal de amores? Para mí, el desamor está en el nivel top de los corazones rotos. Y aunque podemos llegar a él por diferentes caminos (el de la amistad, el de la pareja, el laboral, el paternofilial…), cuando llega, te arrasa. El desamor te deja sin fuerzas. Te arrolla como un vendaval que se empeña en dejarte sin raíces. Aniquila no solo tu concepción anterior, sino tu creencia en tu valía, tu confianza en tus propias fuerzas para salir del hoyo. Ese es el momento en el que toca rendirse y confiar en la vida. Confiar en que todo está bien así, aunque no seas capaz de verlo. Total, no tienes mucho mas que perder. Cuando el desamor te alcanza y te arrolla, déjalo estar. No es el momento de mover ficha. Observa, siente y déjalo fluir. Si confías en la vida, poco a poco irás saliendo del estatismo. Cree en ti y en tu capacidad de resurgir como el ave fénix. Y cuando te hayas reconstruido, cuando te abraces y valores por lo que eres y no por lo que sucede fuera de ti en las relaciones con los demás, empieza a moverte en la dirección que te marque el corazón. Verás que tu latir te lleva, que se puede salir, que después de la tormenta llega la calma y que la vida tiene planes maravillosos con los que no contabas para ti. Nuevos planes, nuevas personas, nuevos regalos por los que poder agradecer esa tormenta que no entendías, ese vendaval arrollador que te dejó sin fuerzas para hacerte escuchar a la vida. Para hacerte escuchar a esa parte de la vida que no manejas. A la que te lleva al crecimiento interior más allá de tus intentos por caminar en la dirección contraria. Confía. Abrazarás tu desamor y habrá merecido la pena.

Leti Moregal.


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