El amor es una llama que arde dentro de nosotros, y a veces este fuego puede ser muy incierto e inquietante. Cuando nos enamoramos de alguien, a menudo buscamos apaciguar ese deseo, pero al hacerlo, no nos damos cuenta de que estamos apagando la vitalidad de nuestro amor. El deseo es lo que nos da energía y vida, y cuando tratamos de controlarlo o apagarlo, estamos en realidad matando el cariño. El amor no es una llama que se pueda dominar o extinguir a voluntad. La alteridad, como capacidad de ser distinto, es el único lugar donde el deseo puede renovarse. En esa renovación se encuentra la clave para enamorar e inspirar ese fuego que abrasa pero no quema, esa tensión sexual contenida que apremia ser saciada. Y yo me pregunto: ¿cuándo fue la última vez que fuiste diferente?, ¿cambias con regularidad tu peinado, tu forma de vestir, tu forma de sonreír? El amor es una operación imaginaria que proyecta sobre la persona objeto de ese amor, una serie de características y dones atribuidas, e