La respuesta a la pregunta de, cada cuánto tiempo tengo que hacer esta limpieza, depende de ti. Algunas personas lo hacen todos los días, otras todas las semanas; una vez al año por estas fechas las más rezagadas. Lo importante es que, cuando la realices visualices en todo momento lo que te voy proponiendo. Ve a tu ritmo, tu mente te va a sorprender con innumerables detalles, permítele que se exprese. Date cuenta que en todo momento te encuentras dentro de tu globo nacarado que te protege. Si hay algo que no te gusta, cámbialo sobre la marcha.
Comencemos con la sesión de hoy (aquí tienes el vídeo):
Ve a tu lugar tranquilo, siente tu respiración abdominal mientras todo tu cuerpo se relaja. Visualiza una perla blanca debajo de tu ombligo, que se hace grande y envuelve todo tu cuerpo, protegiéndote.
Nota las plantas de tus pies e imagina cómo a través de ellas, unas gruesas raíces se hunden en el suelo y te arraigan al centro del globo terráqueo. Siente tu conexión profunda: estás con los pies en la tierra.
A continuación, siente tu coronilla, la parte más alta de tu cabeza, y desde ahí, imagina un rayo de luz blanca que sale de ella y te conecta con el Sol. Percibe una calidez agradable y una luminosidad a tu alrededor. Inventa una puerta en el Sol y, al abrirla, una gran escalera llena de luz que te lleva al Gran Sol Central. Cuando llegues, representa una imagen de tu cuerpo que se codifica ahora con energías de comprensión y amor. Permítete sentir ese amor incondicional, esa sensación de merecimiento y afecto.
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