Me sigue impactando que hayamos sido capaces de ir poniendo etiquetas a diestro y siniestro a todo lo que percibimos, pero si en algún sitio me rechinan del todo es en el amor. ¿Quiénes somos para juzgar, opinar o censurar la manera de amar de otros?
El amor no debería ser juzgado, no debería tener que explicarse. Tengo amigos gays y amigas lesbianas, excelentes almas que han pasado un calvario por sentir diferente. Los han tachados de enfermos, de viciosos y de mil cosas más. Nos rebelamos contra lo que no entendemos o no compartimos.
Trabajo con terapia regresiva, y me doy cuenta que arrastramos muchas de las improntas de otras vidas y si el tema simplemente es que te has dejado por hacer algo cuando fuiste hombre o mujer en la anterior o en trescientas vidas antes.
¡Nos falta tanta empatía con los demás! Te quiero hacer una reflexión porque bajo mi experiencia, vivirás lo que no entiendas antes o después. La tierra es una universidad, vienes a aprender. Cada uno está en su proceso, que es el que ha venido a trabajar voluntariamente. Es un proceso divino y el alma sabe cada movimiento perfecto para evolucionar.
Dedícate a trabajar para llegar a tu mejor versión, a eso vienes. No opines sobre cosas y situaciones que no conoces, porque tal vez en la próxima vida tu alma te ponga a experimentar aquello que criticaste y entonces pasarás por cada fase y cada dolor que no supiste mirar desde el amor.
El amor, la medicina que cura todas las cosas. Tómate dos cucharadas de él cada día al levantarte, para que cuando estés tentado de juzgar lo que no entiendas, te impidan caer en la tentación de pensar que tú estás por encima del bien y del mal.
Si todos venimos del mismo polvo de estrellas, y entiende que es polvo estelar, que te veo venir, lo que le hagas a uno de nosotros te lo estás haciendo a ti mismo. El Universo es circular, todo vuelve…
Allí dónde estés, seas quién seas, te deseo Amor.
Feliz Vida
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