Ir al contenido principal

La lujuria - Gerardo Guinea González

 No te importó, supongo quizás,

no estar donde el sol muere,

no estar donde la luna nace,

entre sábanas tejidas de sueños

que una chiquilla lanzó al viento.


No te importó, supongo, quizás,

descubrir mis manos sudorosas,

desnudando tus pechos caídos,

e imaginármelos firmes, coronados,

con dos zafiros rojos, rojos en mis manos.


No te importó, supongo, quizás,

descubrir, rompiéndote la falda,

tus caderas anaranjadas, sosas,

e imaginarme las dos laderas 

de una montaña formada por estrellas.


No te importó, supongo, quizás,

descubrir, ya sin ninguna sorpresa,

tu sexo abandonado, religioso,

e imaginármelo misteriosa cueva

donde las ostras esconden su perlas.


Pero te importó, supongo, seguro,

descubrir en medio del orgasmo

que de mis labios salía un nombre

nombre de un amor olvidado.





Comentarios

Estas son las entradas que más os gustaron

Abrazos - Marta P. Mahaux

  “Un día alguien te va a abrazar tan fuerte, que todas tus partes rotas se juntarán de nuevo” Alejandro Jodorowsky Nos conocimos hace muchos años, quizá unos 12. Al principio congeniamos poco, pero en seguida me cautivó. Nos hicimos inseparables. Hablábamos de todo, era mi confidente y mi paño de lágrimas, la persona que mejor me conocía, quien sabía absolutamente todos mis secretos. Recuerdo que buscábamos cualquier momento para poder estar juntos, aunque solo fuesen unos minutos. Como estaba mucho más ocupado que yo, siempre era él quien proponía hora y día. Me di cuenta de que solía ser siempre algún momento en que ya no tuviese más obligaciones, o que las que tuviese, fuesen a ser después de pasadas muchas horas. Así terminábamos estando juntos dos, tres o cuatro horas. Solo charlando. Solo desnudando mi alma ante él. Cuando tenía cualquier problema, acudía a él. Me acogía, me escuchaba y después siempre me abrazaba. Aquellos abrazos conseguían recomponer todas las piezas de m...

Soplar sobre la llama del deseo - Matilde Yedra Yuste

El amor es una llama que arde dentro de nosotros, y a veces este fuego puede ser muy incierto e inquietante. Cuando nos enamoramos de alguien, a menudo buscamos apaciguar ese deseo, pero al hacerlo, no nos damos cuenta de que estamos apagando la vitalidad de nuestro amor. El deseo es lo que nos da energía y vida, y cuando tratamos de controlarlo o apagarlo, estamos en realidad matando el cariño. El amor no es una llama que se pueda dominar o extinguir a voluntad. La alteridad, como capacidad de ser distinto, es el único lugar donde el deseo puede renovarse. En esa renovación se encuentra la clave para enamorar e inspirar ese fuego que abrasa pero no quema, esa tensión sexual contenida que apremia ser saciada. Y yo me pregunto: ¿cuándo fue la última vez que fuiste diferente?, ¿cambias con regularidad tu peinado, tu forma de vestir, tu forma de sonreír? El amor es una operación imaginaria que proyecta sobre la persona objeto de ese amor, una serie de características y dones atribuidas, e...

Feliz Navidad - Marta P. Mahaux

Para muchas personas, entre las que me incluyo, hoy Dios se hace hombre y viene a darnos su mensaje de amor. Para otras muchas personas no es así, confiesan otras religiones o creencias. Seas como seas y creas en lo que creas, hoy te invito a sentir el amor desde lo más profundo de tu ser. Hay años que llegamos a estas fechas pletóricos, llenos de amor y de alegría. Pero hay otros en los que no es así. Quizá falta alguien importante que se marchó durante el año pasado, o quizás tu salud está de capa caída, o la de alguien a quien amas. Pero, para mí, llegar a esta fecha con el corazón roto fue el peor de los casos. Hace dos Navidades me rompieron el corazón de la peor manera que uno pueda imaginar. Había sido engañada, habían pisoteado mi dignidad, habían roto mi confianza. El año que precedió aquella Navidad fue muy duro para mí, quizá uno de los años más duros de los que recuerdo. Nos había alcanzado la enfermedad, había perdido a una persona importante para mí, que murió de repente ...