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La lujuria - Gerardo Guinea González

 No te importó, supongo quizás,

no estar donde el sol muere,

no estar donde la luna nace,

entre sábanas tejidas de sueños

que una chiquilla lanzó al viento.


No te importó, supongo, quizás,

descubrir mis manos sudorosas,

desnudando tus pechos caídos,

e imaginármelos firmes, coronados,

con dos zafiros rojos, rojos en mis manos.


No te importó, supongo, quizás,

descubrir, rompiéndote la falda,

tus caderas anaranjadas, sosas,

e imaginarme las dos laderas 

de una montaña formada por estrellas.


No te importó, supongo, quizás,

descubrir, ya sin ninguna sorpresa,

tu sexo abandonado, religioso,

e imaginármelo misteriosa cueva

donde las ostras esconden su perlas.


Pero te importó, supongo, seguro,

descubrir en medio del orgasmo

que de mis labios salía un nombre

nombre de un amor olvidado.





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